jueves, 28 de abril de 2011

Balneario

   Esta Semana Santa decidimos tomarnos unas merecidas vacaciones y para eludir el ajetreo propio de estas fechas, nos escapamos a un balneario. Sólo fueron 4 días, los festivos, ya que no había tiempo para más, pero los aprovechamos bien. Cogimos un paquete relax de tres días que incluía un acceso diario a la piscina termal, que como su propio nombre indica es de agua caliente, pero con chorros, además de jacuzzi, hidromasaje y sauna. Lo aconsejable es pasar en ella un buen rato antes de los tratamientos, para relajarse lo suficiente y disfrutar plenamente de lo demás.
   El primer día disfrutamos de un baño de hidromasaje seguido de un masaje local, tras lo cual, de lo único que tienes ganas es de tumbarte y dormir, una auténtica sesión relax que te deja completamente desconectada del mundo. Sobre todo, teniendo en cuenta que en todo el balneario apenas había un rinconcito con cobertura para el móvil, así que es el lugar ideal para alejarse del estrés de la vida diaria.
   La segunda sesión comienza con un envolvimiento de lodos, que consiste en que te untan de lodos marinos y te envuelven con unas mantas térmicas que ayudan a que estos penetren. Como además, te dejan descansando con una luz tenue y música suave, es imposible no relajarse. Tras 30 minutos de completo descanso, llega el momento de darse una ducha para retirar los lodos, seguida de una sesión de chorro y otro masaje.
   El último día te dan otra sesión de chorro y un masaje celta, realizado con piedras calientes y aceites esenciales, uff, ¡el cielo!
 Si completas los tratamientos con tiempo libre para leer, dormir la siesta y pasear, en un entorno natural, es imposible no entrar en un estado de total serenidad. ¡Os lo recomiendo a todos!

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